Muchas cosas pueden delegarse a personas que no lo harán de la misma manera que tú, quizás no tan perfectamente, pero que al final tendrán el mismo resultado. Todas y cada una de esas cosas que sobran deben ser delegadas. De hecho, no puedes avanzar sin delegar algunas tareas para hacer espacio para otras más valiosas.

La delegación como definición, es el acto de asignar a alguien la autoridad y la responsabilidad formal para realizar actividades específicas, algo de suma importancia ya que exige cambiar tanto la manera de pensar como de actuar. Para dominar el arte de la delegación, toma en cuenta:

1. Define qué es lo que necesita hacerse.
2. Asegúrate que la persona a quien delegas la tarea entienda perfectamente qué necesita hacer.
3. Explica por qué necesita hacerse mientras pides que se haga.
4. Enseña cómo debe hacerse, sin micro-administrar.
5. Asegúrate que la persona entienda el proceso de cómo hacerlo.
6. Establece una fecha para que se termine o presenten progresos.
7. Asegúrate que exista un acuerdo en la fecha u hora y método de entrega.

Cuándo usted delega, asigna a otro miembro de su equipo no solamente una responsabilidad, sino además el poder y la autoridad para efectuarlas. Le asigna confianza y si no la tiene en su equipo de trabajo, debería cambiarlo.

Por lo que podemos decir que la delegación de funciones, está relacionada con la planificación y organización, por una parte y por otra parte con el liderazgo, motivación, control y el saber llevar un equipo, para el beneficio continuo de todos.

Fuente: Gestiopolis y Entrepreneur