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Cómo convertir tu pasión en una profesión con la que ganar dinero

time19 de marzo

La mejor manera de identificar los talentos es detectar aquello “que te genera entusiasmo, aquello que te estimula y que te hace perder la noción del tiempo, aquello que haces sin esfuerzo, de manera natural y qué harías incluso sin cobrar”. Pero no se trata de trabajar por amor al arte, sino de convertir esa pasión en una actividad remunerada, en una profesión.

Para ello es necesaria la intervención de 3 factores: que ese talento lo sientas desde la infancia, es decir, que sea innato, comprometerse en con él al objeto de convertirlo en disciplina y sacar el máximo potencial y, por último, procurar el contexto adecuado para que esa capacidad salga a la luz en lugar de ser enterrada por el mero hecho de que te parece demasiado fácil.

Estos son los pasos que deben darse para aprovechar un talento y convertirlo en profesión:

  1. Identifica qué dones y habilidades tienes, qué haces con facilidad que a otros les cuesta más trabajo y tú haces con entusiasmo
  2. Una vez identificado, empápate más de ese tema.
  3. Investiga y localiza a otras personas que ya se estén dedicando profesionalmente a aquello que te apasiona, y si no puedes preguntarles personalmente cómo lo hacen, obsérvales y “copia” sus pasos.
  4. Rodéate de personas que les apasione lo mismo que a ti, que tengan el mismo nivel de entusiasmo que tú, comparte tus ideas, pregunta dudas e intercambiad opiniones.
  5. Una vez sientas que eso que te apasiona lo quieres llevar al siguiente nivel y ofrecerlo al mundo, busca la manera de satisfacer una necesidad a las personas. Recuerda que un talento debe ser de utilidad a otras personas.
  6. Aprende técnicas de marketing para dar a conocer cómo tu talento es la solución a un problema concreto de un cierto número de personas.
  7. Aprende a vender, ya que vender es servir. Tu talento ayudará a muchas personas a mejorar sus vidas, por lo tanto ¿Por qué ibas a privarles de ello?

El éxito es el primer objetivo –confeso o no– de una persona con espíritu emprendedor. Y lograrlo dependerá, en parte, de la habilidad para satisfacer demandas no cubiertas. “Todo aquel que quiera permanecer, debe concebir su oferta desde una única visión: aportar un bien deseable que quienes lo reciban no quieran perder ni sustituir por otro”.

Fuente: http://www.emprendedores.es